Existen plataformas sociales para todos los gustos, y entre las más conocidas, podemos encontrar una red social puramente profesional, como es Linkedin, aunque no es la única, también existe Xing. Y también Yammer.

Hoy en día no es extraño ver a empresas, de cualquier tamaño, en las redes sociales. No es raro ver que Coca Cola está en Twitter, o que Apple está en Facebook. Es un hecho que las marcas, las empresas son cada vez más conscientes de la necesidad para ellas de estar en los medios sociales. ¿El motivo? Allí están sus clientes, y ellas tienen que estar disponibles para sus clientes y usuarios.

Las marcas saben el gran potencial de los medios sociales, y quieren explotar todos sus beneficios.

No obstante, existe otra red social netamente profesional, Yammer, una herramienta de de microblogging de Microsoft que persigue la colaboración entre todos los trabajadores de una empresa, mejorando así el sistema de comunicaciones, siendo una red social privada. Ya cuenta con más de 5 millones de usuarios corporativos.

Ahora bien, ¿cómo podemos empezar a implantar Yammer en nuestra empresa?

Para tener éxito al implantar Yammer y sacarle todo el potencial, debemos tratar de involucrar a los responsables de la empresa para que participen, presentarse como una solución que puede ayudar a la empresa a ser más eficiente, más efectiva y más innovadora. Yammer puede, por ejemplo, solucionar el problema de que el trabajador y el responsable no tengan una comunicación fluída. La comunicación que depende de la jerarquía corporativa hace a tu marca propensa a los errores de comunicación, además de ser muy contraproducente para la innovación.

Yammer crea un espacio para una comunicación fluída y bidireccional. Esto ayuda a crear un flujo de comunicación claro y sin interrupciones, además de permitir que fluyan las ideas desde cualquier escalafón de la misma, lo que permite detectar sinergias para ahorrar tiempo y dinero, algo que se hace mucho más complicado utilizando el email.

No obstante, podemos encontrar que hay responsables que siguen resistiéndose a su implantación, lo que podemos contrarrestar proponiendo usar Yammer en un proyecto determinado, a modo de experimento, y si se obtienen resultados positivos, podemos intentar de nuevo que los responsables lo adopten como herramienta.

El mayor problema que nos encontramos es la necesidad de que, para que funcione, no sólo Yammer, sino cualquier red social, haya un cambio de mentalidad en la empresa, para lo que necesitamos que alguien trate de generarlo. No nos engañemos, cambiar la mentalidad de una marca, de una empresa, no es nada fácil. Necesitamos perseverar y permanecer firmes, pero siempre teniendo en cuenta que, con los aliados correctos, será mucho más fácil conseguirlo.

Tenemos que buscar la oportunidad perfecta para introducirlo, buscando proyectos en los que la implantación de las redes sociales pueda mejorar el resultado y el proceso, diciendo a los demás, “eh! esto se podría hacer mejor con Yammer!”

Necesitamos pasar de la comunicación vía email a la comunicación en la que el flujo de información es más rápido, más segmentado.

No debemos crear guetos cerrados donde la comunicación se quede estancada, así que empecemos a compartir contenidos entre los grupos que tenemos formados. Si aún así hay quien no se decide, algo que puede incitarles a usar estas plataformas sociales es compartir contenido exclusivo en ellas, contenido que no puedan consumir a no ser que estén presentes en ellas.

¿Y tú, conocías Yammer? ¿La utilizas?